Modelo Preventivo de Suicidio Adolescente en Contextos Escolares

El modelo metodológico, denominado “Modelo de Flujo sistémico de factores protectores y reevaluación del dominio cognitivo-conductual del modo suicida”, es una propuesta de intervención psicosocial elaborada por, Mg. Jacqueline Hernández Monrroy (2021).

El modelo tiene por objetivos, entre otros, aportar un conjunto de criterios y estrategias metodológicas, para la detección y evaluación temprana de riesgos agudos y de bases del modo suicida, para prevención del suicidio adolescente y tratamiento de autolesiones, de manera de garantizar el bienestar y protección superior en NNAJ y sus familias, asegurando la calidad y confidencialidad en los procesos que se realicen en los establecimientos educacionales, en la implementación de programas escolares en el área psicosocial para todas y todos los estudiantes en su contexto inmediato familiar y educativo, convirtiéndose así, en el primer modelo integral sistémico de prevención del suicidio adolescente en contextos escolares en el mundo (Val & Míguez, 202; Cañón, Castaño-Castrillón, Mosquera-Lozano, Nieto-Angarita, Orozco-Daza, & Giraldo-Londoño, 2018; Bustamante V. & Florenzano U., 2013).

El Modelo, en adelante el modelo de flujo, es un cuerpo organizado de conocimientos en el marco de las ciencias que se nutre de la teoría de la vulnerabilidad del flujo del modo suicida de David Rudd (Bryan & Rudd, 2018), de la teorías de Shneidman respecto del suicidio (Shneidman & Farberow, Clues to Suicide, 1970; Shneidman, 2004) y de la teorías, de sistemas de Bowen (Titelman, 2013). Este modelo también se ve influenciado por la teoría psicológica interpersonal del suicidio de Joiner (2005), en la que postula que la transición del pensamiento suicida a la acción posee características específicas del dominio cognitivo como lo es la percepción de carga, pertenencia frustrada y desesperanza (Joiner, 2005).

Otro modelo útil en la construcción del modelo de flujo sistémico de factores protectores y reevaluación del dominio cognitivo-conductual del modo suicida, es el modelo motivacional-volitivo integrado O’Connor (O’Connor, 2011), el cual proporciona varios objetivos cognitivo-afectivos adicionales para el suicidio que no están articulados en la teoría psicológica interpersonal, como lo son: la derrota, la humillación y el atrapamiento. Estos constructos caen dentro de los dominios cognitivos y afectivos del modo suicida de Rudd et al., 2018 y se modifican mediante intervenciones cognitivas durante la segunda fase de la BCBT. Por otra parte este modelo, también se beneficiará de los postulados de la teoría de la personología y necesidades de Murray et al., (Murray, 1938) en la que sostiene que las necesidades y el entorno moldean la personalidad, de manera tal que los atributos heredados y el ambiente nos moldean, más o menos con el mismo grado de influencia, por lo que para comprender la personalidad humana es necesario aceptar el efecto de las fuerzas fisiológicas y de los estímulos del entorno físico, social y cultural. Además reconoce las influencias de las experiencias de la niñez en la conducta presente, factor importante a considerar en el trabajo individuo-familia de este modelo. 

Otro de los postulados de Murray (1978), que son de interés, es la afirmación de que los complejos de la niñez afectan el desarrollo inconscientemente y que la personalidad depende de los hechos presentes y de las aspiraciones futuras (Murray Bowen, 1978), lo cual es de suma importancia al trabajar con NNAJ y sus familias, lo que en palabras de Murray seria “poder cambiar en razón de nuestras capacidades racionales y creativas, y con ello reconfigurar nuestra sociedad (schultz & schultz, 2010). Hablamos de la comprensión de que todo comportamiento individual, familiar y grupal-comunitario, debe entenderse en términos de sistemas (Titelman, 2013) enfatizando el respeto por la autonomía del sujeto mismo (Bryan & Rudd, 2018). De esta manera, entendemos la intervención como un proceso sistémico, orientado al sujeto (NNAJ) y a su familia, que se encuentra nutrido por teorías y que contempla una red de factores protectores que influencian al proceso mismo de intervención y que al ser influenciados por este, influencia a los participantes del proceso en cada uno de los ejes en todos los niveles, como sistemas individuales que pertenecen a un sistema familiar que es parte de un sistema comunitario que es parte de un suprasistema en particular. 

Dicho lo anterior, el proceso de intervención supone que el flujo sistémico de factores protectores, afecte el dominio cognitivo-conductual del sujeto de intervención, modificando su sistema de creencias y por tanto contribuyendo a la modificación de pensamientos suicidas, evitando la ideación suicida y por tanto el suicidio. Dicho de otra forma, si un individuo logra diferenciarse como sistema y con ello, modificar su estructura de pensamientos suicidas, el sistema automáticamente también se beneficiara, puesto que su diferenciación afectará a todos los sistemas involucrados en la intervención. Por tanto, este modelo, es un movilizador de factores protectores que al activarse, funcionan como sistema de protección (una red), en una constante que se enriquece mutuamente de las fluctuaciones volviendo a enriquecerlo y a dotarlo de sentido una y otra vez generando que cada elemento se nutra y enriquezca permanentemente, influyéndose mutuamente entre sí en el proceso. A este proceso se le denomina “Flujo sistémico de factores protectores y reevaluación del dominio cognitivo-conductual del modo suicida”.

Objetivos de intervención

Objetivos específicos

El modelo cuenta con 5 componentes entre ellos componente individual, familiar, grupal, formación sistémica integral continua y la implementacion de factores protectores. Actualmente se encuentra en etapa de implementación del componente factores protectores.